viernes, 18 de junio de 2010

Ella y él

El tipo, entre sombras y desvarianzas mentales, llega y aparece tras las cortinas de la oscuridad, la que llena la habitación y opaca un poco su razón, su razón de ser... la que lo ha mantenido con vida estos largos años de soledad. ¿Qué hace regresando? ¿Acaso no quería olvidar? Abre la puerta y rechina, le hace falta aceite y calor humano, sólo un poco del primero y mucho del segundo.

Desde aquél instante en que él había decidido dejar atrás su pasado, por no decir un momento un poquito mortal para el alma, y como buen ateo juró a todos los dioses no volver a recordar. No volver a pisar ese departamento incrustado en un 5to piso abandonado por dos amantes, abandonado por el tiempo y hasta abandonado por las ratas y los vecinos de pared. Aquél oscuro lugar, de pisos de madera tan caliente en invierno como el amor entrañable que todavía él siente por ella y paredes de tablaroca tan duras como sus ganas de olvidar; guarda palabras, tristezas, soledades, compañias, sombras, hasta residuos y migajas de placer hay en la cama antigüa donada por los padres de ella el dia de su boda. Huele a ella... y un tsunami de recuerdos lo aborda.

¿Cómo no volver a recordar si todavía no logra olvidar? ¿Por qué regresa? Entra e intenta prender el único foco de la sala, se funde al igual que su mente queda en blanco y se apaga al volver a respirar aquél espeso aire que en tiempos anteriores se sentía menos amargo y más fresco que hoy en día... Al irse acostumbrando su vista a dicha oscuridad lo primero que el tipo ve sobre el escritorio lleno de polvo, son sus libros, sus novelas, las que le dejaron 3 pesos para comer y mantener su feliz matrimonio. Era escritor, eso decía él... se quedó en intento y fueron 3 novelas, dos de amor y una de terror las que lo llevaron a la ruina, al igual que los meses que tardó en escribir el fin de su historia con ella 2 meses de amor y 1 de terror... el reflejo de su vida en pareja.

Su vista sigue recorriendo el lugar, mientras su mano derecha se posa sobre el escritorio lleno de polvo, lleno de hojas rotas cómo su memoria y su vida misma. Al tipo se le salen 2 lágrimas, las cuales sin preguntar recorren su mejilla y caen sobre uno de los libros titulado "Ella y él", continúa su breve recorrido por el tiempo y por la sala, luego de unos minutos se percata súbitamente de una presencia extraña al fondo de la habitación, una sombra gélida, una ausencia desesperada, despúes de un breve suspiro retoma camino hacía aquél objeto del olvido, del deseo y la encuentra pero no está, nunca más.

En su memoria el sólo pretende regresar con ella, en su memoria él dibuja su cuerpo al fondo de la habitación; que para él era uno perfecto, el cuerpo de la seducción, el cuerpo que el a la fecha anhela. La quiere ver tras sus ojos llorosos, en la intensa y ágil oscuridad pero no lo logra. Lo que el tipo logra es caminar y entrar a la habitación, aquélla que compartieron por 2 felices meses y 30 tristes días de sufrimiento. Suspira y respira, al suspirar entre un sollozo... el nombre de ella aparece en sus labios resecos, resecos de besos, resecos de su mujer, y respira su fragancia; la que todavía se encuentra impregnada hasta en las sábanas que algún día estuvieron relucientes y cubrieron el cuerpo de los dos. Ahora no quieren cubrir ni el polvo ni la soledad.

"¡No quiero volver!" es lo único en lo que el tipo piensa, trata de salir corriendo y entre el llanto, la oscuridad y sus recuerdos se tropieza con otro de aquéllos. Una mesa, sobre de ella hay una vela consumida, como su vida; y un jarrón con una rosa seca, la última que hace 2 años él le regaló antes de la tragedia en la que terminarían separados después de vivir y escribir una historia de amor, la de sus vidas.

Se casaron con las siguientes palabras: "...hasta que la muerte los separe". Fue una boda sencilla con pocos invitados, no tenían muchas amistades, ni dinero y sus familias eran de pocos integrantes, a algunos no les pareció que se casaran tan jóvenes. Pero el tenía grandes planes para el futuro, a ella no le importaba y tambíen tenía sus planes... tenía cáncer y el lo sabía, la amaba y no le importó... 3 meses despúes ella se fue y el tipo abandonó el departamento y la cuidad jurando, como hoy, a todos los dioses no volver jamás, dejó sus libros, dejó su vida o por lo menos el decía eso. Se fué y abandonó a sus 2 amigos, trató de abandonar un amor, pero el recuerdo de la mujer que amó y aún ama lo persigue y perseguirá por siempre. Un amor intenso...

Ella tampoco lo olvida, ni lo olvidará jamás... ella lo cuida y vigila cada paso que él da en lo que le resta de triste y amarga vida, ella es su único ángel de la guarda que lo espera del otro lado para continuar aquella breve historia de amor... Ella es su motor para seguir vivo, pero a veces quiere y pretende morir.

En su desesperación toma su chaqueta, toma las llaves del auto, baja corriendo las interminables escaleras del búnker de 1930 en el que vivió, o por lo menos 2 meses, por que el último lo desvivió y lo desdibujó hasta las entrañas. Dejando atrás el 5to piso y el departamento, trata de prender el auto un Rabbit 1987, su primer y único auto. Al lograrlo toma la primer avenida a la izquierda, y al percatarse de que tiene encima las luces de un camión que tambíen daba vuelta no puede hacer nada... No sufrió.

Ella lo reconoce, lo entiende, el tranquilo y sereno, sabe lo que pasó momentos antes. Se miran y se comprenden, después de una vasta espera están juntos y ahora "Ni la muerte los podrá separar." Sellan su destino con un beso, el de dos ángeles enamorados, se dan la media vuelta, caminan y desaparecen de la foto. Desaparecen de ésta vida, del departamento, de los libros, y ahora... son eternos y el calor regresa a su alma... Es amor...

Por Anuar A. Farcug
@AnuarFar

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